OCT
2025

Los amores prosaicos
«Andrea López Montero escribe estos poemas harta de tonterías y por eso suspira (ay) y se queja (¡ay!). Este libro que sube y baja las persianas, que se bebe como leche agria, que desea ser previo pero es clausura de un idioma que ya no dice nada a fuerza de decir tanto. Para reconstruir hay que destruir primero. Ready to be unmade. Las contradicciones también son odiosas. Por eso “mi dulce amor prosaico”. Una carta dirigida, de dirigible. Un zepelín. Demasiado peligroso para durar, demasiado sensible al viento y a la meteorología adversa. (…) El libro no busca representar lo real, sino crear una ficción plausible que dialogue con las heridas materiales. Lo usual se mezcla con lo sublime y lo inmaterial se vuelve táctil. Cada poema se convierte en una excavación afectiva, herramienta de reparación, da forma a lo que no dejó huella e imagina lo que pudo haber brotado en un paisaje alterado. La fragilidad del amor es ruina anticipada.» Maite Martí Vallejo.
Poemario que trata del amor, de sus desperdicios, de intentos, contradicciones y fracasos en eso del querer, pensados desde la cotidianeidad, la imaginación y la duda.
Irónico a ratos, dulce también y en cierto sentido discordante acerca del amor, del cariño y de las amigas. Equívoco, tartamudo y torpe.
Antes de mariposa fue larva y lo trepanó todo
Es verdad:
hay un aullido de garganta y
un aullido de vértebras
que le cambia el orden al edificio:
lo sabíamos tú y yo, por eso traías cerezas del mercado
para que alcanzase un fruto a tocar la mesa,
puestas entre tu café y mi cansancio
mediaban la tarde zurda de hacía tres veranos de sed y de ceviches.
Contabas las recetas y los saltos,
gemidos del vecino, la ambulancia
y, mientras me escondía buscando claridad,
regabas las macetas.
El grito no era sordo ni era mudo,
era un grito como un grito: exactamente así,
digamos un grito muy de grito,
de grito de extrarradio y de tristeza,
follábamos después.
Los hombros se caían, se caían,
la voz tintineaba tontamente,
una vez apagamos la luz
y nada fue ya entonces como entonces.
El cristal es un coro de altramuces
con brindis sin sus copas
y horarios fijos,
mi sexo la ceniza entre tus ojos,
quiero decir:
morimos hace tiempo y hoy fingimos.
Hay mariposas pardas como tierra,
hay gente que se mira y no se ve.
***********************************************
Amor de línea clara: poema exterior para pestañeos tristes
Te estoy tocando, pez,
mi hombre mar que sumerge,
mi único novio pez,
tan joven, estéticamente idóneo para tus aletas-pez,
en todo tu corazón-pez
que me enternece
y decido que aprenderé a nadar para follar contigo, mi novio atento pez,
mi novio tan pez, tan abisal, tan me sumerjo en tus olas,
cómo nadas con tu cabeza con aletas-pez,
y dime, novio mío, cómo eres tú que te coloreas:
pez pez pez,
te mojas la cabeza, tienes que llevar tú,
mi novio pez-tan-pez,
una jarrita pequeña, una regadera con alma de universo
para mojarte tus aletas-orejas-alma de pez,
cómo vives, mi amor, fuera del agua,
mi novio pez
tan diferente.
Te acaricio el aleteo.
***********************************************
Te quiero como no sé
mi querido e insuficiente amor,
cómo explicarte que amo desde la glotonería y la anorexia,
cómo sorprenderte con los oídos abiertos
hacia la caza
de una
discusión
vertical,
mi querido y racional compañero,
tan pulcro y comedido,
con tu manipulación pequeña de zorro pequeño, con
sus pequeñas patitas,
soy una tejedora, queridito,
soy una tejedora que se esmera en la trampa,
cada puntada, cada nudo, cada aguja
se clava primero en mi piel, cielo mío,
primero en mi piel antes de alcanzar tu nombre,
antes de alcanzar tu nombre, mi cielo, y lo alcanza,
soy una tejedora y emito un vómito de arañas de vid,
soy una tejedora y tengo una aldea naciéndome en los muslos,
con sus casas pequeñas
y un pequeño potro en la parte trasera del pequeño hogar, tengo cortinas,
incluso lumbre y ramas secas para avivar el fuego
que va a apagarse.
mi queridísimo amor insuficiente,
cómo explicarte que tengo una trampa de colmillos en la cornisa de mi espalda,
justo antes de esa curva que te enloquece, es una trampa de ratón y tú eres mi pequeño gato, amor mío,
atento a las pequeñas criaturas que caen, hambrientas, en mi hueco,
cómo explicarte que el sabor de mi boca es agrio,
que el sabor de mi sexo es agrio,
que la comida que tan dulcemente consumes es agria,
y mi sudor, agrio, te caduca en la boca y agriamente celebras este río.
mi pequeño amor pequeño,
has visto qué pequeño es todo cuando no alcanza,
cómo explicarte, amor, cómo,
que no soy nada de lo que tú piensas,
que no soy nada salvo cada cosa que soy, intermitente,
mi pequeño amor,
y que a penas alcanzas a entrever,
si supieras quién soy no pegarías ojo,
mi pequeño amor inocente.